Los investigadores de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign han implantado circuitos biodegradables inalámbricos en los cerebros de ratas que monitorean la temperatura y la presión del cerebro y que, con el tiempo, se disuelven sin necesidad de eliminarlos por otras vías. Han utilizado películas a la nanoescala, de un diámetro cien veces menor que el de un cabello, que se disuelven de forma natural cuando se sumergen en un líquido.
«Ya hay dispositivos implantables que transmiten datos inalámbricos. La novedad de este aparato es que todos los elementos son biodegradables «, señala Josep, pero advierte que la biodegradabilidad afecta a la calidad de los datos, ya que la captación de estos empeora a medida que se degrada el dispositivo.
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