Imaginad que conducís un coche por una carretera de montaña y os encontráis con una fuerte pendiente. Para aseguraros de que podréis subirla, reducís la marcha para mejorar la transmisión de fuerza del motor a las ruedas.
Quizá penséis que las células de nuestro cuerpo no tienen mucho que ver con los coches, pero resulta que las células usan un mecanismo muy similar para transmitir las fuerzas que les permiten cumplir importantes funciones como la migración celular, mover los músculos o simplemente mantener la integridad de los tejidos. Pero en lugar de usar marchas, las células emplean moléculas.
Célula marcada con los dos tipos de moléculas, alfa-actinina (verde) y talina (rojo). Otra molécula, integrina, aparece en azul.
Un equipo dirigido por el Dr. Pere Roca-Cusachs del Institut de Bioenginyeria de Catalunya (IBEC), ha descubierto cómo las células usan dos de estas moléculas, la talina y la alfa-actinina, para conectar y transmitir fuerzas a lo que las rodea. Usando nanotecnologías que pueden detectar y aplicar fuerzas sobre las células, los investigadores han descubierto un mecanismo indispensable por el cual las células “cambian de marcha” usando una molécula o la otra, regulando la transmisión de fuerzas y su conexión con su entorno.
“Como las fuerzas celulares son esenciales para procesos tan importantes como el desarrollo embrionario o la cicatrización de heridas, y también para procesos indeseables como la progresión del cáncer, este descubrimiento representa un paso importante en nuestra comprensión de la función celular, con implicaciones tanto para la salud como para la enfermedad,” explica Pere.
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Roca-Cusachs, P., del Rio, A., Faucher, E., Gauthier, N.C., Biais, N. & Sheetz, M.P. (2013). Integrin-dependent force transmission to the extracellular matrix by α-actinin triggers adhesion maturation. PNAS, 110(15): E1361-70